lunes, 16 de abril de 2012

Ni Caipiriña ni cerveza, la batalla en Brasil es por el Vino


En términos alcohólicos, Brasil es conocido por su caipiriña, a base de cachaza, y por la cerveza que inunda sus calles cada carnaval, pero una batalla ha empezado en el país por una bebida menos asociada a su cultura: el vino.

La disputa se lanzó después que el gobierno brasileño abriera una investigación para aplicar eventuales medidas de salvaguarda para proteger a la industria nacional del vino de la creciente competencia de caldos importados. Pero esa decisión causó inquietud en países exportadores, y generó un boicot de tiendas locales y restaurantes en Río de Janeiro y Sao Paulo a vinos nacionales que promueven la medida proteccionista. “Es algo violento, que hago con tristeza”, dijo Pedro Hermeto, socio del restaurante carioca Aprazível, que ha borrado 14 marcas de su carta de unos 70 vinos brasileños, con fama de ser una de las más variadas del país. "Cuestión de supervivencia": Casi la totalidad de los vinos que se producen en Brasil provienen del estado de Río Grande del Sur, que limita con Argentina y Uruguay. Carlos Paviani, director ejecutivo del Instituto Brasileño del Vino.  Aunque en general son considerados de peor calidad que los importados, los vinos brasileños (en particular de algunas bodegas que producen cabernet sauvignon, tannat, merlot y espumantes) han evolucionado en calidad en los últimos tiempos, según especialistas. El año pasado, el 21% de todos los vinos finos comercializados en Brasil fueron nacionales, un crecimiento de 7% respecto al año anterior. Carlos Paviani, director ejecutivo del Instituto Brasileño del Vino (Ibravin), dijo empero que la tendencia entre 2006 y 2011 fue de un "estancamiento" de ventas de caldos nacionales, a pesar de que el mercado local aumentó 35%. El año pasado, el 21% de todos los vinos finos comercializados en Brasil fueron nacionales, un crecimiento de 7% respecto al año anterior. "Si sigue esta estructura, en menos de 15 años desaparece la producción brasileña de vinos finos", dijo Paviani a BBC Mundo. "Es una cuestión de supervivencia". Un pulso global: El Ibravin es una de las entidades que el año pasado presentó la solicitud de salvaguarda al ministerio brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, para poder reorganizarse en un período de tres años. El ministerio anunció formalmente el 15 de marzo que veía razones suficientes para iniciar la investigación y, si el reclamo es aceptado, podría derivar en una imposición de cuotas o aumento de aranceles a la importación de vinos en Brasil. Paviani afirmó que el mercado brasileño es visto con un creciente interés por productores mundiales debido al aumento del consumo en el país, asociado a los progresos recientes que lo convirtieron en la sexta economía mundial. Pedro Hermeto, empresario gastronómico. "Hay vinos de sobra en el mundo (y) están viendo a Brasil como una especie de tabla de salvación, es uno de los pocos países que tienen perspectiva de aumento de mercado", señaló. Los mayores exportadores de vinos a Brasil son, por orden de volumen, Chile, Argentina, Italia, Portugal, Francia y España, y una salvaguarda debería afectar sobre todo a los productos provenientes de fuera Mercosur. La Comisión Europea ya transmitió formalmente a Brasil su "grave preocupación" por las medidas que contempla y Chile indicó que prepara argumentos para defenderse ante las autoridades del país vecino. La pugna podría llegar hasta la Organización Mundial de Comercio. "Menos oferta": Brasil es visto con creciente interés por productores mundiales debido al aumento del consumo en el país, asociado a los progresos recientes que lo convirtieron en la sexta economía mundial. La mayoría de los vinos importados que se comercializan en Brasil ya son más caros en dólares que en naciones vecinas, incluso del Mercosur, y se estima que un aumento de arancel podría aumentar su precio hasta 20%. Hermeto sostuvo que los beneficiarios de la salvaguarda serían las grandes bodegas brasileñas más que los pequeños productores y aseguró que el boicot que impulsa es para defender los vinos nacionales, aunque suene irónico. "Con (la salvaguarda) vamos a tener una retracción en el mercado brasileño, porque tendremos menos variedades o menos oferta y el consumo de vino va a bajar", dijo a BBC Mundo. "Perderemos culturalmente: eso es inadmisible". A su juicio, es improbable que una restricción de importaciones logre que un consumidor de vinos franceses comience a sustituirlos por brasileños. "Lo más probable es que tome cerveza o caipiriña", comentó. Hermeto indicó que unos 40 restaurantes y tiendas de Río y Sao Paulo han adherido al boicot a los vinos que defienden públicamente la salvaguarda, incluidos establecimientos prestigiosos. Una petición en internet contra las medidas proteccionistas ha reunido cerca de 9.000 firmas. Aunque la cantidad parece escasa en un país del tamaño de Brasil, Paviani admitió que al menos a corto plazo las bodegas sentirán el boicot. "Esto", dijo, "acaba perjudicando la imagen de los productores brasileños". Fuente:BBC mundo.