jueves, 14 de julio de 2011

Una "Pelúa" en Catalán


Ya sea por añoranzas de la tierra que se dejó o buscando vender un producto nuevo y original, en los últimos dos años han abierto cuatro locales en Barcelona donde se vende comida venezolana. Los tequeños, las arepas y el pabellón están presentes y, a veces, son los protagonistas.
“Me gusta tanto mi comida… me moría por una cachapita, por un pabellón” recuerda Karen Guardia, una venezolana de 32 años que vive desde hace seis en Barcelona, España. Esta añoranza y la oportunidad de un negocio, la empujaron a ella y a su socio italiano a abrir un restaurant de comida venezolana hace poco más de un año, llamado La Orquídea. Guardia es técnico dental, pero en España se ha dedicado a estudiar cocina y a trabajar en el sector hostelero, primero como cocinera y ahora como dueña del restaurante que tiene junto a Chistian Lhessa. “Abrimos porque las mujeres venezolanas tienen demasiada influencia”, bromea este joven italiano, antes de explicar que anteriormente tenía un restaurante con comida de su tierra en las islas Canarias, pero quería probar algo nuevo. Él comenzó con novedades y ella con añoranzas, él ahora prepara los cocteles en la noche y ella cocina. Con el trabajo común sirven distintos platos, entre los que el asado negro, la reina pepeada y la cachapa ganan en popularidad. “La mitad de la clientela es venezolana, y la otra mitad catalanes o turistas”, cuenta ella. “No nos estamos haciendo millonarios, pero ya estamos estabilizados”, reconoce él. Este no es el único local dedicado a los sabores venezolanos en Barcelona. En agosto de 2010 abrió La Taguara, una arepera ubicada en El Born, un barrio del centro de Barcelona. En las paredes están colgadas unas maracas, una estatua de Simón Bolívar y hasta unas gaveras. En una pizarra se ofrecen 17 tipos de arepas distintas incluyendo —por supuesto- a la “reina pepeada”, la “pelúa”, la “sifrina” y la “dominó”. “Nos va muy bien porque la arepa es un producto bien bueno, que aquí casi nadie conocía”, cuenta Daniel Legorbara, uno de sus dos socios. Este joven administrador se mudó a Barcelona hace tres años con la idea de montar un local de comida. Antes de hacerlo, trabajó en Barcelona como vendedor y después como cocinero. “El español gasta mucho dinero comiendo en la calle, así que pensamos ¿por qué no abrir un negocio como este?”, explica, aunque el camino no fue fácil: la normativa para abrir locales expendedores de alimentos es muy estricta en España, asegura. Escollos superados, La Taguara ofrece distintos platos entre los cuales el más popular es la arepa con pabellón. “85% de los que prueban por primera vez el plátano, la caraota y la carne mechada, quedan fascinados”, asegura Legorbara, quien recalca que en su arepera se pueden conseguir los “zumos” que no se consiguen en Barcelona, y que no son más que los jugos y batidos tan naturales y diversos de Venezuela. Las cachapas, los cachitos y los dulces, como las conservas de coco, forman parte de un sello venezolano distintivo que marca a este local, a diferencia de La Orquídea, donde también sirven platos mexicanos. “¿Una mezcla con productos españoles? Imposible. Si empezamos a ponerle lomo o jamón serrano a la arepa algunos dirán que sabe bien, pero ya empezaríamos a tener fisuras”, opina uno de los dueños de La Taguara. El tequeño es una “tapa”: En la noche de Barcelona también se siente el sabor venezolano. Así sucede en “El Bombón”, un bar salsero y muy caraqueño, ubicado en El Raval (un barrio en el centro de Barcelona) dedicado a la música de figuras como Héctor Lavoe, Willie Colón, Ismael Rivera, Celia Cruz, entre otros. Algunos acompañan la música y los tragos con tequeños, tostones con carne mechada o arepitas con nata. “Aquí cocinamos todos, los dos socios y los tres empleados” cuenta Francisco Angarita -uno de los encargados de El Bombón- sentado en la barra. En el fondo, un espejo recuerda algunos refranes que en Barcelona están tan lejanos: “Tanta carne y yo sin dientes” o “Estas como pescao en sartén”. Los venezolanos llenan el bar, pero no son los únicos que disfrutan de estas “tapas” tan particulares. “Por ejemplo, hay un grupo de franceses que siempre viene y pide toda la carta de pasapalos porque le encanta todo”, dice Angarita. En la misma calle de El Bombón (Riera Alta), “El Rabipelao Rawalistan”, otro bar de venezolanos, ofrece hamburguesas pero también tequeños y yuca frita. Abrieron hace dos meses, cuenta Milkor Acevedo, uno de sus dos socios, que se formó como periodista en Venezuela y que ahora, con 36 años está dedicado al sector de la hostelería en Cataluña. Reconoce que la comida no es el gran gancho del local, sino el alcohol: “Los venezolanos que vienen si comen lo que tenemos, pero los catalanes casi siempre prueban las hamburguesas y alguno que otro las empanadas”. En esta opinión coincide con Lucas Mazzoni, uno de los cuatro socios de Alsur Café, ubicado en el Borne, al otro extremo del centro histórico de Barcelona. “El público local no es aventurero, aunque si logras que los catalanes prueben la comida venezolana que tenemos en el menú, quedan encantados”. Los platos típicos no son el fuerte del restaurant - abierto desde noviembre de 2009- siguen organizando los “jueves venezolanos”, donde ofrecen una cesta con tequeños, arepitas con nata, yuca frita y ron. Y así, a medida que el número de venezolanos se va incrementando en Barcelona, la difusión de los platos típicos sigue cobrando fuerza en la capital catalana, ya sea por su calidad, o por la añoranza de los que emigran a esta comunidad autónoma española. Fuente: informe 21.