lunes, 2 de mayo de 2011

Un Restaurant Gourmet en el corazón de una prisión


Setas salvajes en croute, col lombarda y patatas fondant. no es un menú típico de una prisión, pero la cocina de la que salen estos alimentos en surrey, reino unido, está en una.
En el centro de esta cárcel para 1.100 presos hay un restaurante gourmet, donde los reos cocinan y sirven sofisticados alimentos para quienes hacen una reserva con antelación. El Clink, como se llama este peculiar restaurante, es la creación del chef profesional y administrador de la cocina de la cárcel, Al Crisci. "Es un verdadero restaurante. Hay clientes que pagan y esperan un servicio. El Clink no está en el exterior de la prisión, sino justo en el centro de la cárcel y siempre hay un riesgo de seguridad", dijo Crisci. El restaurante es un proyecto financiado por la organización de caridad Clink y por una clientela exigente. "Tenemos diputados, miembros de la nobleza, algunas celebridades, tenemos personas de todo tipo", asegura. Los clientes tienen que pasar por los controles de seguridad y el alcohol no está en el menú, pero de no ser por eso, podría pasar por un restaurante típico del centro de Londres. El restaurante ofrece a los presos una oportunidad para cambiar, para adquirir conocimientos sobre la preparación de alimentos, el servicio y la limpieza y les ofrece la posibilidad de un trabajo a tiempo completo dentro de la industria hotelera cuando salgan de prisión. Robbie Lister, ex presidiario El Clink se inauguró en 2009 y en los primeros 18 meses, salieron de ahí 13 chefs plenamente capacitados y camareros con un trabajo en hostelería. Los presos ganan US$24.30 por semana por trabajar en el restaurante —unos US$0.80 más a la semana de los que trabajan en la cocina principal, donde se prepara la comida de los reos. La organización de caridad Clink espera aprovechar su éxito en esta cárcel y establecer más restaurantes en otras prisiones. Crisci dice que exige un alto nivel: "Es una dictadura, así que soy el dictador. Tienen que hacer lo que digo. Usted sabe que tiene que ser así. Tengo 18 prisioneros aquí. No puedo permitir la anarquía...." Para algunos seguir esta disciplina no es fácil y caen en la tentación de romper las reglas al tomar alimentos o bebidas sin permiso, robar de la caja registradora o hacerse un cigarrillo. Si se les atrapa haciéndolo se les expulsa del negocio de los restaurantes. Para otros, sin embargo, esta iniciativa realmente puede significar un nuevo comienzo. "Entra preso, sale chef" Una vez dentro de Clink parecería estar en un glamoroso restaurante del centro de Londres. Robbie Lister, de 24 años, tomó la oportunidad con entusiasmo cuando Crisci le ofreció un trabajo comochef. Poco tiempo después conoció al restaurador italiano Giorgio Locatelli, propietario del restaurante Locanda Locatelli, con una estrella Michelin. Locatelli apoya el proyecto Clink y suele pasar temporadas en la cocina de la prisión dándoles algunos de sus consejos a los internos. A Robbie se le ofreció la posibilidad de trabajar en el Locanda Locatelli y obtuvo una licencia de libertad temporal. "Me siento nervioso, pero son buenos nervios. Es una buena oportunidad. Podré pasar página y empezar un nuevo capítulo", dijo a su llegada al restaurante con Crisci. El primer desafío de Robbie era hacer una ensalada de hinojo y naranja para satisfacer el paladar de Locatelli. "Estoy seguro de que puedo manejarlo. Si pude pasar la prueba de estar en prisión, con suerte puedo pasar la prueba de cocinar esto", aseguró. Locatelli , por su parte, le dio un consejo: "Cuando haces algo tan simple como esto, necesitas ser realmente acertado con los condimentos y todo lo demás, así que vamos a probar tu habilidad para sazonar". Después de dos bocados, le invitó a regresar para trabajar allí. Robbie tiene ahora la posibilidad de ganar más de US$31.000 al año. Fue un gran momento para Crisci también: "Tengo fe. Creo que va a empezar lento, le va a tomar un tiempo pero sé que le irá bien". Agregó que ese era el objetivo principal del proyecto: "En pocas palabras, la idea de Clink es que entre un prisionero y salga un chef muy capacitado y con un empleo. Y la sociedad está mejor". Fuente: bbc mundo.